Sospechoso en el paraíso
Cae la noche y con ella una invasión de mosquitos en Ko Yao Yai. La única actividad posible por estas horas es ir a cenar y aunque sólo me separen diez metros hasta el restaurant del hotel, decido ponerme las zapatillas por primera vez en Tailandia.
Vacaciones en una de las playas más lindas de la Tierra, qué castigo tener que calzarme, pienso. A la mierda, hay muchos mosquitos. Peor es haber venido solo a un paraíso de ocho cabañas donde se alojan recién casados. Me calzo y camino heroico en deportivas y malla floreada hasta el quincho.
Al llegar, el primer escalón del restaurant me recibe con las ojotas de los tórtolos que se encontraban cenando descalzos. En ese momento me sonrío por mi estúpidez y me atormento por cómo me verán los otros. Para ellos soy el loco que vino solo a comer porque mató a su mujer durante las vacaciones y que hizo diez metros en zapatillas. Esa noche me convertí en el más temido del lugar.