Ni una menos

Entiendo que el paro es de mujeres. Leo por ahí que nos piden asumir un lugar secundario o hasta no asistir a la marcha. Pero escribir no me convierte en protagonista y callar probablemente en cómplice. La verdad no tengo claro ese punto, pero si un colectivo de mujeres decidió que hombres no marchen, ¿por qué alguien debería cuestionarlo? Ni siquiera fui a las marchas anteriores.

Más que solidarizarme, supongo que si hay un “ellas” habrá un “nosotros” que los propios hombres deberemos transformar desde adentro. Con solidarizarse no alcanza y se asemeja a una horrible compasión, reafirmando esa sumisión que reina. No siento lástima, siento culpa.

Yo también las quiero vivas. También las quiero jefas. Las quiero al lado. Las quiero ganando la misma guita que cualquier otro. Las quiero respetadas. No las quiero machistas.

Antes de subir la imagen que ilustrará este posteo y tantos otros, googleo de dónde salió y me entero que es de Romina Lerda, una artista de Laborde, un pueblo diminuto cordobés donde iba a visitar a mi abuela, a disfrutar de sus ravioles caseros y donde nació mi viejo.

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